miércoles, 11 de noviembre de 2020

Sobre no ablar con desconocidos en los autobuses

 


Siempre me he preguntado por qué no hablamos con desconocidos como si fuera normal, por qué tenemos ese miedo social atrasado. Debe ser porque nuestra aparente racionalidad no nos permite concebir a la sociedad como una familia. Estamos separados por familias tradicionales, nacionalidades, idiosincrasias, clases sociales, y ahora, sobre todo, tenemos a nuestro mejor amigo mientras viajamos en los autobuses, a nuestro amigo el celular, o recordamos lo que pasó, lo que pasará, o simplemente nos da asco el pasajero que está a nuestro costado.

Muy a menudo cuando hablamos en los autobuses con desconocidos, no hablamos, sino ablamos. Así sin hache, porque la hache es muda y no habla. Nuestra percepción de la realidad está tan fragmentada que no nos damos cuenta de lo que está pasando a nuestro costado, si la persona está leyendo, sufriendo, soñando, o enferma. Nuestra percepción de ver la realidad está en "nuestros amigos", "nuestra familia", "nuestro trabajo", y nuestras necesidades sociales ya están cubiertas en Facebook, en Twitter, en Instagram, en Badoo, en You Tube y Tinder. Sin duda, somos seres muy estúpidos para tener una percepción amplia de las cosas, incluyendo la idea estúpida de por qué la gente no habla con desconocidos en los autobuses. Lo acepto. Vivimos en la sociedad del cansancio, de los horarios, de los estereotipos y no tenemos tiempo para pensar tonterías como estas.

Es verdad, tanto los que pensamos en esta inquietud, como los que no piensan en eso somos idiotas. Sin embargo, existen estudios psicológicos, que demuestran que hablar con la persona desconocida que tenemos al lado, es una aventura imprevista, fabulosa, excitante, terrible, que puede llevarnos a una aventura de todo tipo. La psicóloga Alicia Gutiérrez afirma en el artículo Hablar con el de al lado en un viaje: ¿sí o no? :

“Las relaciones sociales con desconocidos son un constante examen : no sabemos a quién tenemos delante, no sabemos si es una persona con la que encajamos, tenemos que forzarnos a pensar temas de conversación y chequear si ese tema funciona o no, y si varios de ellos no funcionan o se agotan, tenemos que enfrentarnos al silencio tenso de no saber qué más decir",

Debo admitir que este tema es tan complejo que por todo lado es estúpido. Tanto hablar de esto, como no hablarlo, porque no se sabe qué loco, o qué flor silvestre nos acompañe. De todos modos, es una forma de experimento, que puede salir mal o bien, es normal, así es la vida y depende de la suerte y de qué humor amaneció el universo ese día para ti. Hablando con el que tienes al lado puede terminar en indiferencia, violencia, insultos y también en una buena amistad o algo más. Nadie sabe y eso es lo excitante y divertido y es una buena alternativa para salir de la monotonía de esta sociedad enferma y estúpida en la que vivimos.


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